​El primer ministro de Rumanía, Ludovic Orban, anunció su renuncia este lunes tras el revés electoral de su partido en las elecciones legislativas, pero su partido liberal proeuropeo se mantendría en el poder gracias a un juego de alianzas. "¡Hoy decidí presentar mi renuncia!", declaró ante las cámaras de la televisión.

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"Mi decisión muestra que no estoy aferrado a ningún puesto. Para mí, el interés nacional va por delante de mi partido o mi persona", añadió. "Mi renuncia tiene un objetivo preciso: hacer posible el lanzamiento de las negociaciones con miras a la formación del futuro gobierno", dijo.

El presidente Klaus Iohannis tomó en cuenta inmediatamente la renuncia y nombró al ministro de Defensa, Nicolae Ciuca, como primer ministro interino. Iohanis convocará en los próximos días consultas con el fin de formar una coalición de centro derecha, pese a la victoria inesperada del Partido Social Demócrata (PSD) con un 30% frente al Partido Nacional Liberal (PNL), con un 25%, según resultados tras el escrutinio del 95% de los votos.

El jefe de Estado aseguró que había comprendido el mensaje de los electores: "Muchos rumanos están descontentos conmigo, de los partidos políticos o de algunas medidas" adoptadas para detener la pandemia de coronavirus. Apartados del poder a finales de 2019 a raíz de masivas protestas en el país y de críticas de Bruselas por "atentar contra el Estado de derecho", los socialdemócratas cosecharon el descontento.

Mayoría 'frágil

El PNL de Orban, de 57 años, y que fue nombrado primer ministro en 2019 tras una moción de censura que tumbó el gobierno socialdemócrata, pagó el precio de la criticada gestión de la pandemia y de una crisis económica que amenaza con prolongarse. Este partido conserva sin embargo una gran probabilidad de formar gobierno, gracias a una coalición con los reformistas de una joven alianza de centro-derecha, USR-Plus, que logró un 15,5% de los sufragios. Una tercera formación debería unirse a esta coalición: el partido de la minoría magiar, UDMR, que logró un 6% de votos.

Pero, la tarea de los liberales se anuncia complicada. "La mayoría que se formará probablemente alrededor del PNL será extremadamente frágil", pues dependerá de los intereses divergentes de otros partidos, comentó a la AFP el politólogo Adrian Taranu. Si las negociaciones son exitosas, "el gobierno podría formarse rápidamente, pero los liberales tendrán dificultades para gestionar esta alianza a largo plazo", continuó, estimando además que el PNL estará de nuevo "a la merced de los socialdemócratas" para aprobar sus reformas clave en el Parlamento.

¿Un candidato del PSD?

El PSD, que parecía sorprendido por su victoria en estos comicios, marcados por una abstención récord (68%), mantiene el suspense de sus intenciones. El otro partido que ha superado el 5% de los votos para entrar en el parlamento es el AUR (oro en ruman), con un 8,8%, que se describe como "nacionalista" y cercano a la Iglesia Ortodoxa, mayoritaria en este país de 19 millones de habitantes. Pero, "los socialdemócratas no pueden aliarse con esta formación neofascista", estimó el profesor de Ciencias Políticas Cristian Parvulescu en la cadena Digi24, recordando la postura antieuropea y "coronaescéptica" de esta formación, que pasó totalmente desapercibida durante la campaña.

Para el politólogo Taranu, el PSD tendría derecho a proponer un candidato de sus filas para el puesto de primer ministro y "probablemente lo hará, para poner al presidente Iohannis en una posición delicada, incluso si sabe que no tienen ninguna opción de formar una mayoría".

Según la Constitución, el jefe de Estado debe convocar a los partidos a negociaciones antes de confiar la tarea de formar el futuro gobierno al partido con más capacidad para reunir una mayoría entre los 465 diputados y senadores. Tras una agitada convivencia entre 2016 y 2019, con tres gobiernos socialdemócratas, Iohannis aseguró que no permitiría un regreso del PSD durante su segundo mandato, hasta 2024.

Gran ganador en los comicios de 2016, el PSD lanzó una polémica reforma del sistema judicial, muy criticada por Bruselas y que provocó una ola de protestas sin precedentes desde la caída del régimen comunista a finales de 1989.