Más de 10.000 rumanos protestaron hoy por tercer día seguido contra el Gobierno socialdemócrata después de la violenta actuación policial que dejó el viernes 420 manifestantes heridos, mientras que el Ejecutivo acusa a la oposición de instigar el caos.

Protest Piata Victoriei 12 augustFoto: Hotnews

"No queremos ser un país de ladrones" y "Manifestación sin violencia" vociferaron miles de personas, en un número mucho más reducido en comparación a los más de 100.000 que se congregaron el viernes ante la sede del Gobierno para reclamar su dimisión.

Varias organizaciones cívicas como Coruptia Ucide (La corrupción Mata) o Rezistenta, entre otras, animaron a salir a la gente a la calle para mostrar su malestar a sus gobernantes por haber utilizado “el aparato de represión contra sus propios ciudadanos”.

La fuerte intervención de las fuerzas del orden cuando supuestamente fueron atacadas, como aseguran las autoridades rumanas, se saldó con 450 heridos, 30 de ellos agentes, lo que ha hecho que la fiscalía inicie investigaciones penales para lo que ha pedido ayuda a los ciudadanos para identificar a los agresores.

El gobernante Partido Social Demócrata (PSD) no tardó en reaccionar ante estas protestas criticando duramente a la oposición conservadora de incitarlas y de promover un golpe de Estado.

El secretario general adjunto del PSD, Codrin Stefnescu, declaró a Romania TV que muchos miembros de su partido advirtieron de que están siendo presionados por su electorado a convocar otro "masivo mitin", como el que su formación organizó el pasado 10 de junio al que fueron unas 150.000 personas y así contrarrestar las protestas.

Antes, el líder del PSD y presidente del Congreso de Diputados, Liviu Dragnea acusó a Iohannis de "patrocinar políticamente la violencia y las manifestaciones extremistas."

"Es inaceptable que grupos organizados, apoyados por la oposición y por el propio presidente del país, ataquen el orden constitucional", denunció Dragnea, verdadero hombre fuerte del Gobierno, pero que no puede ser investido primer ministro por una condena por corrupción.

El presidente del país, el conservador Klaus Iohannis, criticó ayer la "brutal manera de proceder" de la Policía contra los manifestantes.

Cristian Birdac, un asesor del Gobierno, con rango de secretario de Estado, llegó a decir hoy en un mensaje en la red social Facebook que los manifestantes "deberían haber sido ametrallados".