Con la muerte hoy a los 96 años de edad de Miguel Hohenzollern-Sigmaringen, rey de Rumanía hasta que el régimen comunista le forzó a abdicar en 1947, desaparece uno de los últimos jefes de Estado que protagonizó la II Guerra Mundial, publicó el diario La Vanguardia, que recoge un artículo de la agencia EFE escrito por Raúl Sánchez Costa.

4 Regele Carol al II-lea Regina Maria si Marele Voievod de Alba Iulia Mihai I la inaugurarea Arcului de Triumf din Capitala la 1 decembrie 1936Foto: AGERPRES

Miguel Hohenzollern-Sigmaringen, quien luego sería Miguel I, nació el 25 de octubre de 1921, hijo del entonces príncipe heredero Carlos y de Elena de Grecia y nieto del rey Fernando I de Rumanía. Cuando su padre, Carlos II, renunció a los derechos al trono, Miguel fue nombrado príncipe heredero y fue coronado rey en 1927 tras la muerte de su abuelo Fernando.

Ocupó el trono hasta 1930, cuando Carlos regresó a Rumanía, depuso a su hijo y se proclamó rey. Diez años después, con la II Guerra Mundial ya empezada y con Rumanía bajo la dictadura del mariscal Ion Antonescu, aliado de la Alemania nazi, Carlos volvió a huir del país y Miguel fue proclamado de nuevo rey.

Su condición de rey títere del régimen filo nazi rumano terminó en 1944, cuando encabezó un golpe contra Antonescu, responsable de haber enviado al exterminio a unos 300.000 judíos rumanos, y se unió a los Aliados. Tras la invasión soviética de Rumanía, Miguel I se vio primero obligado a nombrar un gobierno dominado por el Partido Comunista y en diciembre de 1947 fue obligado a abdicar a punta de pistola.

Un mes antes, Miguel I había viajado a Londres para asistir a la boda de la futura reina Isabel II y conoció a la princesa Ana de Borbón-Parma, con quien contrajo matrimonio en una ceremonia que se celebró en Atenas en 1948. Con la reina Ana, fallecida en agosto de 2016, Miguel tuvo cinco hijas.

Tras su abdicación, el rey rumano se exilió en Suiza junto a su madre, la reina Elena, y un puñado de sirvientes. Durante su exilio trabajó como piloto de pruebas y corredor de Bolsa. Tras la ejecución en 1989 del último dictador comunista, Nicolae Ceaucescu, Miguel trató de regresar a Rumanía en 1992, pero fue detenido y expulsado.

La reconciliación y el permiso para volver a Rumanía no se produjo hasta 1997. "No veo a Rumanía como una herencia de nuestros padres, sino a un país que hemos tomado prestado de nuestros hijos", afirmó en octubre de 2011 Miguel I, en su primer discurso ante el Parlamento rumano desde 1947. "La política puede perjudicar a los ciudadanos si se desprecia la ética, se personaliza el poder y se ignora el papel primordial de las instituciones del Estado", subrayó entonces Miguel, acompañado por su hija, la princesa Margarita quien, pese a ser heredera de la Corona, ha renunciado a cualquier reivindicación al trono rumano.

Tras regresar a Rumanía, Miguel recuperó parte de su patrimonio, como los palacios de Peles, Elisabeta y Savarsin (oeste del país), y el Senado rumano le otorgó en 2001 derechos como ex jefe del Estado. Su popularidad entre los rumanos fue creciendo hasta el punto de que el 30 % de los rumanos respalda, según recientes sondeos, la reinstauración de la monarquía en el país balcánico.

El exmonarca designó en 2007 a su hija primogénita, la princesa Margarita, que tiene ahora 68 años, como sucesora al trono. Miguel I fue el último rey de Rumanía, un país en el que la monarquía se instauró en 1861 con la proclamación del príncipe alemán Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen como rey Carlos I. Miguel I era primo de Sofía, reina emérita de España, y mantuvo siempre muy buenas relaciones con la familia real española.